Con veintipocos iniciamos con ilusión nuestra carrera laboral, encontramos unas prácticas, vamos entendiendo un poco de qué va la vida adulta y, con suerte, llega la hora de nuestro primer contrato fijo y con él, las expectativas de crecimiento. Muchas veces nos damos cuenta de que esas expectativas o ese trabajo de ensueño que tanto nos han vendido o hemos anhelado, en realidad no existe, es muy difícil de alcanzar o simplemente no es lo que esperábamos. No me malinterpretes, no es imposible alcanzar nuestras metas y sueños, pero la vida adulta nos rompe la burbuja, y esto nos conduce a la primera crisis profesional.
Y es ahí donde en lugar de poner parches y encadenar trabajos sucesivos, se puede romper la inercia, parar y hacer introspección. Esto es la base de una carrera profesional que nos puede hacer más felices. El primer paso es trabajar en el autoconocimiento y, en consecuencia, hallar nuestro Propósito.
Analizar el puzzle
Por una parte, tenemos Habilidades y Conocimientos. Si bien la universidad no nos da las suficientes herramientas para enfrentarnos a este mundo lleno de incertidumbre, nos ayuda a estructurar nuestro pensamiento para iniciar el camino, lo que es fundamental. Sumado a esto, tenemos la experiencia adquirida durante los primeros años de carrera y una “obligación” de no parar de aprender.
Después es importante ahondar en el autoconocimiento, mirar más adentro y revisar nuestros Motivos y Valores, que pueden cambiar dependiendo de nuestra etapa vital y son determinantes a la hora de fijar y alcanzar objetivos profesionales. Conocerlos en profundidad nos ayuda a marcar el camino.
Como algo más perpetuo, tenemos nuestra Personalidad. Ella configura nuestra manera de ser y nos diferencia de los demás. Conocer quiénes somos nos ayuda a identificar el tipo de cultura de empresa o proyecto al que queremos pertenecer y que más se ajusta a nosotros. También nos da la clave sobre el rol qué mejor podemos desempeñar.
Enemigos íntimos: Los Pensamientos Limitantes
Tal vez son los que más afectan nuestro día a día y que requieren de un trabajo constante. Nuestra mente como nuestro mundo no para, y si no la entrenamos puede llegar a ser una gran saboteadora. Por ello, aprender a gestionar nuestros pensamientos inconscientes y reprogramarlos será determinante para lograr un empuje adecuado en nuestra carrera laboral y nos llevará a un nuevo nivel de autoconocimiento.
Los pensamientos limitantes son creencias negativas arraigadas en nuestra mente que nos impiden alcanzar nuestro máximo potencial. Según la psicología, estos pensamientos se basan en experiencias pasadas, miedos y autocríticas que nos autolimitan y generan obstáculos en nuestra vida y carrera. Estas creencias limitantes pueden incluir pensamientos como «no soy lo suficientemente bueno», «no merezco el éxito» o «nunca podré lograrlo».
Estos patrones de pensamiento negativo nos frenan, minan nuestra confianza y nos impiden tomar riesgos necesarios para el crecimiento profesional. Romper con los pensamientos limitantes requiere identificarlos, cuestionar su validez y reemplazarlos por pensamientos positivos y motivadores. Al hacerlo, podemos liberarnos de estas barreras mentales y abrirnos a nuevas oportunidades de desarrollo y éxito.
Conectar estos puntos, nos llevará a un nuevo nivel de autoconocimiento y nos dará una visión nueva de nosotros mismos contribuyendo a encontrar nuestro propósito vital y profesional para, en consecuencia, experimentar una vida más plena y en armonía.